Apuntaba a un público que ya conocía a los hacedores: Andrés Cascioli, Tomás Sanz, Aquiles Fabregat, Alicia Galloti, Alberto Speratti, Roberto Fontanarrosa, Carlos CEO Campilongo, Sanyu, Crist, Alfredo Grondona White, Carlos Pérez D'Elias, Carlos Abrevaya y Jorge Guinzburg (que aparecieron en aquel número 1 con seudónimos) eran nombres muy conocidos para quienes ya habían comprado Satiricón, Mengano y Chaupinela. Estas publicaciones, en especial Satiricón, habían revolucionado la industria editorial de la mano de Cascioli y Oskar Blotta, como bien historiaron Jorge Bernárdez y Diego Rottman en este libro.
Refugiado en la publicidad, Cascioli venía de fracasar con una revista de espectáculos llamada Perdón, de sufrir la censura militar que impidió la salida de Satiricón y del gobierno de Estela Martínez de Perón que clausuró Chaupinela.
Pero el éxito de Humor -que fue in crescendo y no inmediato- lo sorprendió.
EL SEÑOR AQUILES FABREGAT...ERA UN CABALLERO. EXCELENTE PERSONA.
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