sábado, 21 de diciembre de 2013

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Humor y la democracia

No se si alguien recordó ayer a la revista Humor, en el amargo día en el que se celebraron los 30 años de democracia.
Si observé temprano que el diario Buenos Aires Herald tenía una hermosa tapa referida al aniversario y que escribía Robert Cox, aquel director valiente y digno del matutino escrito inglés que en los años de la dictadura se jugó para denunciar desapariciones y publicar habeas corpus.
El Herald y Humor fueron de los pocos medios que alzaron la voz contra la represión política y cultural. Podríamos agregar El Porteño, Medios & Comunicación, Nueva Sión y no muchos más. No fue poco lo que hicieron contra la dictadura y para exigir el retorno de la democracia.
Sólo el Herald aún cuelga de los kioscos.
A partir de la salida del libro, muchos me preguntan si Humor podría estar en la calle. Algunos la añoran, tal vez porque gustan del pasado o porque en el esplendor de la revista las cosas estaban más claras que ahora.
La revista no duró sólo los cinco años que resistió la dictadura (78-83). Siguió 16 años más. Hasta una semana antes de que la Alianza ganara las elecciones de octubre de 1999.
Pero en democracia las ventas se vinieron a pique y y ya al final tenía una circulación más baja que en 1978. Y con eso todas las finanzas ya dañadas se resintieron. Y con esa economía delicada había que afrontar honorarios y costas de los juicios por calumnias e injurias (de por ejemplo Eduardo Menem, María Julia Alsogaray, Florencia Peña, Bernardo Neustadt, José Luis Chilavert, Marcelo Tinelli).
Humor no podría estar hoy en la calle porque con Andrés Cascioli murió en 2009 uno de los pocos editores que era capaz de reunir a gran parte de los talentosos dibujantes e ilustradores que tiene la Argentina. Pero él sabía que ya no había espacio para una revista de humor. Lo había intentado en 2002 con El Cacerolazo, un proyecto de Editorial Perfil donde no pudo tener todo el staff que él quería y tuvo que conformarse con periodistas castigados por Jorge Fontevecchia.
Imaginemos a Humor en la calle: ¿sería oficialista u opositora? La respuesta es más abierta todavía si se observa que a la revista Barcelona -que dicho sea de paso tiene una circulación bajísima- la pueden tachar de ambas cosas por una misma tapa. Además recordemos que la tacharon de oficialista bajo el gobierno de Alfonsín.
¿Qué haría Humor para competir con las redes sociales o la tinellización del humor que abarca a todos los medios de comunicación? ¿Cómo conquistaría lectores en los kioscos de revistas abarrotados de publicaciones para mujeres, sobre mujeres, de mujeres o con mujeres? ¿Cómo haría, en definitiva, para hacer productos de calidad como gustaba Cascioli, en un mercado deprimido y pauperizado por editores que prefieren bajar fotos de Internet a comprarlas o contratar reporteros y montar redacciones virtuales?
Pero volvamos a la democracia. Una de las cuestiones que no me canso de repetir es que nunca se terminará de dimensionar lo que hicieron Humor, el Herald y El Porteño en la dictadura.
Una de las primeras devoluciones que tuve del libro fue de un colega y amigo que se sorprendía de las cosas que los tipos escribían en aquellos años. Cosa como este editorial que adjunto -del número 94, noviembre de 1982- y que son apenas un botón de muestra de esta publicación que dio testimonio cuando la libertad de prensa y expresión sí estaban jaqueadas.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Basta de Humor

El lunes pasado me recibió la sección Escritores del programa Basta de Todo (Metro 95.1, lunes a viernes 14 a 18) que conduce Matias Martin, Diego Ripoll y Cabito. Aquí pueden escuchar el audio En la revista Veintitrés que hoy llega a los kioscos hay un mini reportaje que me hicieron.

jueves, 21 de noviembre de 2013

jueves, 14 de noviembre de 2013

La revista Humor, los límites y la banalización del Holocausto

El número 21 de la revista Humor Registrado que llegó a los kioscos en octubre de 1979 marcaba el debut de Mona Moncalvillo, pero también incluyeron una doble página que representan un hito en la historia de la publicación. Se trata de siete chistes sobre el Holocausto firmados por Catón, el seudónimo de Raúl Antonio Bonato.
El dibujante tenía entonces 46 años y ya ostentaba unos 20 en el oficio del plumín, que permitió publicar allí y en publicaciones como Tía Vicenta, Adán (Editorial Abril), Billiken (Editorial Atlántida), Satirik, Media Suela, Rico Tipo, Caras y Caretas y en el diario La Prensa", donde creó El hombre del portafolios, según el blog de Siulnas.
La producción de Catón generó una andanada de críticas que se reflejaron en el propio correo de lectores durante los tres números siguientes y las encabezaba la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas, para la que no se trataba de una "humillante explosión de odio antisemita".
Una explicación desde la revista sin firma y en el mismo espacio decía: "Pensamos –y lo hemos dicho más de una vez- que el humor no debe tener otras barreras que las normales en cualquier forma de expresión escrita, o sea las morales y estéticas. Pensamos que el humor no debe temer ni soslayar la muerte, no debe ocultar las miserias y las tragedias humanas, no debe retroceder ante los temas ‘espinosos'. Sabemos que el humor casi invariablemente es una forma de crítica, constructiva como pocas. Y que su calidad depende de la calidad de quienes lo practican, pero nunca de los terrenos que invade. [...] Hacer un chiste sobre la bomba atómica, no implica mofarse de los trescientos mil muertos de Hiroshima". También se subrayaba que las dos páginas "no eran otra cosa que una flagrante crítica al nazismo y sus métodos genocidas".
En enero de 1987 y en el periódico Nueva Presencia -un órgano de la comunidad judía editado por Herman Schiller entre 1977 y 1993-, el propio Andrés Cascioli admitió en un reportaje de Gerardo Yomal que la producción había sido uno de los "errores que se cometen en todos lados. La intención fue buenísima. La cosa empezó cuando en televisión los militares prohibieron dar la miniserie 'Holocausto' y nosotros decidimos tocar el tema. No se nos ocurrió nada por acá, entonces decidí encargarle al dibujante Catón que hiciera algo sobre el tema bien duro contra los nazis apoyando la posibilidad de que se dé 'Holocausto' en la Argentina. Y publicamos los chistes... pero salió todo al revés. Se sintieron muy molestas las entidades judías. Pero si los organismos judíos agarran 'Humor' desde el primer número y lo siguen se van a dar cuenta de que es una publicación (donde) tienen gente amiga. La nuestra es una editorial decididamente antifacista y antinazista. Creo que ese fue un error: duró bastante tiempo, publicamos cartas a favor y en contra y el tema se trató creo que bien".
En el ámbito académico hay varias tesis que abordan la historia de la revista Humor acotada al período dictatorial y en especial, el trabajo de Mara Burkart analiza el contenido de estos chistes y la reacción que provocaron.
Está claro que los chistes de Catón fueron un hito en relación a los límites para hacer humor en la revista de Ediciones de la Urraca, pero lo que muchos entienden como la banalización del holocausto y los nazis siempre fue, es y será materia de controversia y debate.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Ultimas noticias de presentaciones del libro

El miércoles 6 compartimos una presentación del libro con Hugo Paredero en el bello centro cultural Padre Mugica de Banfield. Aquí un breve video de la extensa charla.
El viernes 8 fuí al área Narrativas Dibujadas de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA para charlar sobre el libro junto a graduados y los especialistas en medios Oscar Steimberg y Laura Vázquez.
El sábado 9 me entrevistaron en el programa Nadie sale vivo de aquí que se emite por Radio Nacional Córdoba. El audio.
El lunes 11 participé con el co director de la revista Barcelona de una mesa organizada por la escuela de periodismo TEA de la defensa de la libertad de expresión en el humor político. Aquí un registro.

martes, 12 de noviembre de 2013

Siulnas

Oscar Vázquez Lucio, también conocido como Siulnas, murió 1 de octubre de 2013 luego de consagrar gran parte de sus 81 años al humor gráfico. Era periodista e historiador y trabajó de manera incansable hasta último momento.
Gran parte de su legado puede verse en este blog o rastrearse en "Historia del Humor Gráfico y Escrito en la Argentina" (Tomos I y II, Eudeba, 1987), "Aquellos personajes de historieta" (Punto Sur Editores) y los catálogos del Museo de la Caricatura "Severo Vaccaro", hoy cerrado.
La familia terminará de recopilar el material que Siulnas tenía para un tercer libro del Humor Gráfico y Escrito de la Argentina.
Cuando en el verano de 2014 lo contacté para mi libro sobre la revista Humor Registrado no tuvo inconveniente en darme los datos que disponía. También me contó que Oskar Blotta lo había convocado para Satiricón, el primer éxito de Cascioli en la sociedad con Blotta.
Siulnas me refirió que llegó a Blotta hijo porque conocía al padre de la época de Patoruzú y que en una de las primeras reuniones que tuvieron le espetó "¡Esto es lo que quiero que digas en la revista! Así, mi primera página gráfica en Satiricón estuvo precedida por una especie de presentación: 'Es bueno vivir con humor, pero vivir del humor es malo, al menos para mí. Por eso yo no vivo del humor. Claro que alguna vez sí viví del humor, y entonces cada chiste que creaba me permitía cubrir una parte de los gastos del mes: la factura del gas equivalía a un chiste, la de servicios eléctricos a dos chistes, la del teléfono a una tira humorística, la patente del coche a una doble página de chistes. Pero eso no era lo peor: también tenía que crear chistes para cubrir mis obligaciones impositivas, y ello le quita el buen humor a cualquiera. Pero ustedes no han comprado la revista ni se han detenido aquí para saber si un humorista vive o no del humor. Tal vez ni siquiera les interese averiguar quién hizo la página; no obstante el director quiere que me presente, así que les deslizo estos datos. Nombre verdadero: Oscar Edgardo Vázquez Lucio, 40 años, casado, un hijo, cuatro perros, tres gatos y un hobby emberretinado: el cine de paso reducido'".
El paso de Siulnas en Satiricón fue fugaz y motivado por el cambio de tono de la revista. El lo recordó así: "Creo que los que nos fuimos -Lino Palacio, Faruk y Landrú, entre ellos-, no teníamos de qué quejarnos; es como el caso de los diagramadores que se manejaron toda la vida con una escuadra, un lápiz negro, uno rojo y uno azul; y cuando se implantó el uso de computadoras en los medios donde trabajaban, les quedaban dos alternativas: adaptarse a las computadoras o renunciar. Nuestro humor no era ni mejor ni peor que el que se impuso después; sólo era diferente. Y de hecho, entre los que se quedaron y los que recién empezaban, hubo muy buenos humoristas; aunque lo de ellos no se pareciera a lo nuestro".
La entrada de Wikipedia dedicada a él ya fue actualizada y en este buen blog hay una entrevista al colega y maestro.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Aquiles

Cuenta la leyenda -casi todo lo que gira alrededor de la revista Humor tiene visos mitológicos- que en los negrísimos días dictatoriales, con mayor precisión los del año mundialista en el que César Menotti condujo la selección que levantó la copa, Aquiles Fabregat visitaba el estudio de Andrés Cascioli en Piedras y Venezuela engominado y con ese vozarrón tan uruguayo que lo emparentaba con Alfredo Zitarrosa. Además de saludar buscaba insistir, convencer al Tano, de volver al ruedo con una revista de humor.
No era que Cascioli no quisiera. Es que no tenían plata.
Fabregat había debutado a los 19 años en el periodismo uruguayo (había nacido en Montevideo en 1938); y también había alternado con el palo de la publicidad y ya en Buenos Aires, (desde 1974) había trabajado en Mengano, un remedo de Satiricón realizado por la editorial de Julio Korn; El Ratón de Occidente, un proyecto fugaz de Oskar Blotta y en una de las etapas de Tía Vicenta de Landrú.
Pero el dinero apareció y Fabregat se sumó al equipo que en junio del 78 armó esa revista que llegó a los kioscos hasta fines del 78 una vez por mes, desde enero del 79 cada 15 días y años más tarde cada siete, hasta que se discontinuó en octubre de 1999.
La angelada historia de Humor no cuenta por qué Fabregat dejó antes de aquel final la revista (con mayor precisión en 1994) y no abunda demasiado en lo que aportó él a la publicación y otras de Ediciones de la Urraca. Pues Fabregat fue secretario de redacción de Humor, co director de sex Humor y responsable de infinidad de piezas clásicas en ambas publicaciones como la saga del Eustaquio -posible gracias al gran conocimiento que el uruguayo tenía del español- o el cacique Paja Brava, entre tantísimos otros. Pero sobre todo fue uno de los tres pilares de esas revistas emblemáticas junto a Cascioli y Tomás Sanz.
Hoy se cumplen tres años de la partida física de Aquiles.
Que mejor homenaje que el retrato escrito el día posterior al que nos dejó por uno de sus mejores legados.
La nota que ilustra este post es de Radiolandia 2000 a los hacedores de la revista en 1981 (Fabre, al medio, cigarrillo en mano, flanqueado por Cascioli y el gran Alfredo Grondona White).

Negro sobre Blanco

El ciclo que conduce el maestro Carlos Ulanovsky por Canal Encuentro le dedicó un capítulo a la revista Humor donde hablan Mona Moncalvillo y Tomás Sanz, entre otros.
Aquí puede verse online o descargar el capítulo.

jueves, 7 de noviembre de 2013

martes, 5 de noviembre de 2013

El contra

La revista Humor en general y Andrés Cascioli en particular solían despreciar lo masivo y lo popular del humor argentino.
Ya en Satiricón, el primer producto periodístico que el Tano realizó con Oskar Blotta entre 1972 y 1974, había un especial ensañamiento con figuras del espectáculo y la farándula, como Roberto Galán o la mismísima Mirtha Legrand, protagonista de varias caricaturas de Cascioli y no precisamente favorecida.
Ya instalada la dictadura de Videla y compañía, figuras como Galán, Legrand, Juan Carlos Altavista, Jorge Porcel, Gerardo Sofovich y el hoy fallecido Juan Carlos Calabró no tuvieron una actitud de resistencia que sí blandía Humor. Por el contrario, siguieron en la pantalla y los teatros como si nada y, en algunos casos, con bastante obsecuencia hacia los represores.
Una de las tapas en la que aparece Calabró es esta de marzo de 1982, el número 78, donde se puede resumir el espíritu editorial de la publicación de Ediciones de la Urraca hacia esas figuras de la farándula y el tipo de humor que realizaban.

jueves, 31 de octubre de 2013

Treinta años después

No hubo número ni cobertura especial de la revista por el triunfo de Raúl Alfonsín aquel domingo 30 de octubre de 1983.
El resultado de las elecciones, sin embargo, puso a la publicación en una bisagra que se acentuaría más con la asunción del radical, la apertura democrática y el destape de la prensa.
La nave insignia de Ediciones de la Urraca y la Casa Rosada tuvieron desde el sábado 10 de diciembre una relación cambiante y sinuosa pero desde afuera era para muchos de simpatía y hasta oficialismo -no con el grado obsceno que muestran hoy algunos diarios y revistas-.
No ayudaron que ciertos colaboradores de Humor pasaran a asesorar con el gobierno como Pacho O'Donnell (sí, el mismo); Aída Bortnik y Luis Gregorich, por citar los más notorios.
En gran parte de esos casi seis años de mandato alfonsinista, esa tapa emblemática que había estado a cargo de Andrés Cascioli y Sergio Izquierdo Brown, comenzó a ser dibujada por Carlos Nine, de declarada simpatía peronista.
En esta imagen la renuncia de Gregorich -guionista de La República Perdida y luego miembro de Eudeba- publicada en el número 117 de la revista, un hecho inédito en la historia de la públicación -no hubo muchas más comunicaciones de alejamientos- y también en la prensa gráfica.

jueves, 24 de octubre de 2013

Se va la primera

No he ido a muchas presentaciones de libros en mi vida. Pero todas, incluso o en especial a las que no fui, me aburren de manera supina.
De todas formas había que hacer una presentación formal y busqué que sea en la Biblioteca Nacional. No sólo por toda la simbología del edificio, sino porque en él, con mayor precisión, en el subsuelo donde funciona la hemeroteca de diarios y revistas, nació este libro sobre Humor, un mañana cálida de julio de 2011 cuando buscaba material de archivo para una nota. Sí, todavía hay archivos de papel y gente que hurga en ellos. Yo soy uno de ellos y me encanta pasarme horas mirando viejas publicaciones en silencio junto a otros con los que parecemos monjes de clausura.
Así como no fui a muchas presentaciones de libros en mi vida, para mi era una incógnita qué hacer en el mío. ¿Contar chistes? ¿Elogiar el libro cual vendedor ambulante? ¿Hablar de las elecciones? En principio quería rodearme de los verdaderos hacedores de esta revista maravillosa, para que sean ellos los que hablen de Humor y quizás de mi trabajo.
Pero bueno: invité a todos los que entrevisté para el libro y no sé si por el horario o qué cosa hubo muchas ausencias. .
Estaba Hugo Paredero, claro, que escribió el prólogo y se sentó conmigo a presentarlo junto con el gran Santiago Varela y Daniel Enzetti, que se vino con toda la familia. También dieron presente Carlos Ulanovsky -en su cumpleaños y descompuesto-; Marcial Souto, sí, el del Péndulo; Jorge Barale; el síndico de la quiebra de Ediciones de la Urraca, Emilio Bianco; Judith Gociol y José María Gutiérrez, miembros de la casa y los amigos y colegas como Pablo Llonto, Sebastián Hacher, Sebastián Grandi, Juan Pablo Urfeig, Carlos Cristófalo, Rodolfo González Arzac e Ivana Romero, además por supuesto de la familia y amigos más íntimos..
Pero como había ocurrido en homenajes a la revista -el más reciente en junio auspiciado por el gobierno porteño y el semanario Noticias- hubo muchas ausencias del staff de Humor y creo que sería justo y necesario arriesgar por qué. A lo largo de mi investigación encontré que así como la historia de la revista Humor está llena de gloria, heroísmo, alegría, talento, aventura, también tiene en partes iguales desencuentros, broncas, resentimiento, dolor. Como la vida misma. Algunos habrán pensado que mi trabajo era a pedido de la familia de Andrés Cascioli y otros que no es el libro que la familia del Tano querría ver publicado. Bueno, siempre habrá alguien disconforme.
Dije algo así como que este libro tiene el que quizás sea el único mérito: contar la primera historia completa de la revista Humor, de Ediciones de la Urraca y Cascioli, Tomás Sanz y algunos otros más. Y yo como periodista no podía ni quería falsear los hechos, aunque sí, claro, omití algunos porque ciertos protagonistas no están con nosotros o no hacían a la historia o hubiesen creado una historia escandalosa e innecesaria que nadie se merecía.
Cuando digo completa hablo de que va desde la llegada de los padres de Cascioli a la Argentina hasta su muerte. Da cuenta del proceso creativo de muchas de las publicaciones que se editaron bajo el sello. Y también se asoma al origen, al principio de la crisis y a la quiebra de la empresa que sacó decenas y decenas de títulos.
Otro mérito del libro es que viene aportar material a la poca bibliografía que hay sobre la historia de nuestros medios. Y esa carencia no creo que sea casualidad. Me parece incluso que habla mucho de nuestros medios o al menos del poco ejercicio autocrítico, pasado y presente, sobre este oficio que algunos consideran profesión y otros trabajo que hicimos y hacemos como ganapan. Esta historia es incompleta porque no tiene una mirada sociológica, una mirada semiótica, un análisis del humor, los dibujos. No soy académico. Ni lo quiero ser.
Y también es incompleta porque tiene apenas unos 90 testimonios de las decenas de personas que trabajaron con y para Cascioli en las revistas de historietas, Satiricón, Chaupinela, Humor, El Periodista, Fierro, Humi, Hurra, etc y faltan la voz de algunos protagonistas o actores de reparto que no quisieron hablar o murieron. Creo que esos silencios también hacen a la historia de Humor.
Luego hablaron Paredero, Varela y Enzetti y entre todos creamos una atmósfera cercana a la nostalgia por una publicación que nos marcó a muchos y ya no volverá. ¡Como la vida misma!

“‘Hum(R)’ no mereció el final que tuvo”

Gracias a la colega Karina Micheletto por la nota para Página 12

lunes, 21 de octubre de 2013

Mona

Para febrero de 1983, cuando salió este libro de 556 páginas -un incunable que hoy cotiza 100 pesos en Mercado Libre-, Adelina Moncalvillo ya era Mona y había entrevistado para la revista Humor y en menos de cuatro años a Paulino Tato, María Elena Walsh, Jorge Romero Brest, Aída Bortnik, Pepe Soriano, Eladia Blázquez, Enrique Pinti , José Larralde, Isidoro Blaisten, Cecilia Rossetto, Ernesto Sábato, Martha Mercader, Carlos Carella, Joan Baez, Mario Vargas Llosa, Raúl Alfonsín, Italo Luder, Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, Adolfo Pérez Esquivel y Hebe Bonafini, entre tantos otros.
Eran entrevistas largas, que podían editarse hasta en ocho páginas, que ella preproducía con una investigación rigurosa en archivos de papel y la consulta entre los allegados al personaje. Las registraba con un enorme grabador Sony que sólo una vez falló en cerca de 600 charlas.
Y en aquel segundo mes del año en el que volvió la democracia, la revista Humor ya era masiva y los reportajes de Mona una sección clásica.
Había llegado en el otoño de 1979 luego de que el dibujante Cilencio la convenciera de que fuera a hablar con el Tano Cascioli porque sabía que Alicia Gallotti ya no colaboraba más con la publicación.
Mona le había propuesto a Cascioli rescatar las figuras prohibidas por la represión y la censura, pero él quería seguir con la cuota de frivolidad que llevaba Gallotti. Y aunque debutó con una entrevista al pintoresco árbitro de fútbol Guillermo Nimo, terminó por buscar a esas personalidades censuradas, la mayoría incluida en ese libro de reportajes.
Había nacido en 1947 en Curarú, un pueblo del lejano oeste bonaerense, más cerca de La Pampa que del puerto porteño y que el censo 2010 contó menos de 500 habitantes.
Estudió periodismo en la Universidad Nacional de La Plata donde la suerte le permitió tener de profesor "a alguien superior y maravillosa persona y profesional", Gregorio "Goyo" Selser, quien para 1971 trabajaba La Prensa y les pasó a los alumnos el dato de un concurso para la Municipalidad de Buenos Aires.
Mona lo ganó y se vino a la gran capital. Un año después entró a la agencia de noticias Télam. La llegada de los militares en 1976 le trajo una obligada renuncia y también la desaparición de un hermano.
"Para entrevistar a alguien, tenés que conocerlo muy bien", dice Mona, una máxima tal vez poco original, pero que no siempre se cumple.
"Un buen reportaje no es lo que se habla, es lo que se lee y hay una cierta diferencia en una charla y después en lo que lees", agrega.
Mona siente el sello indeleble de Humor en su curriculum. Se alejó a mediados de los 90, cuando la revista ya había iniciado el declive que la llevó a la quiebra en 1999, veinte años después de la fecha en que ella se animó a preguntar a los que nadie se atrevía.

viernes, 18 de octubre de 2013

Maratón

Este viernes, cerca de la 1, hablé del libro dentro la columna de Martín Pérez en Diario del Futuro (lunes a viernes a la medianoche por Nacional Rock). El audio aquí. Unas horas más tarde también me entrevistaron por radio, en la AM 890. El diario Ambito Financiero publicó en el suplemento Viernes un extracto del capítulo 7 y también el sitio Terra le dio un espacio.

jueves, 17 de octubre de 2013

Vivo en Argentina

Historia de una foto

Diciembre de 1979, la revista Humor ya llevaba 18 meses en los kioscos, había dejado de ser mensual un año antes y tenía una frecuencia quincenal. Era un producto instalado. Consolidado. En las páginas ya se respiraba el aire de libertad que no existía en otros medios de comunicación, censurados y autocensurados. En la tapa de la primera quincena, el 24, aparecía por primera vez una caricatura del dictador Jorge Rafael Videla -y de una figura castrense-. Estaba en traje de baño sumergido en el mar y atacado por las pirañas de la importación. Hasta entonces el blanco predilecto de las críticas al gobierno había sido el ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz.
El número siguiente, último del año, y a modo de parodia a la producción clásica del semanario Gente de los personajes del año, el staff al mando de Cascioli decidió autohomenajearse y posó para la foto. Lo hicieron como una familia. En parte ya lo eran. La imagen, que se realizó en el estudio del fotógrafo Eduardo Grossman, tuvo algunas ausencias. La más llamativa es la de Tomás Sanz, quien deliberadamente llegó tarde para no aparecer. Pero también colaboradores habituales y prolíficos como Tabaré Gómez Laborde, Jaime Poniachik, y los que vivían fuera de Buenos Aires como Roberto Fontanarrosa, Crist, Peiró o Pablo Colazo.
Parados de izquierda a derecha están: Raúl Catón Bonato (que venía de protagonizar la "polémica del Holocausto"); Carlos Pérez Larrea; Tacho, Marcelo Lawry Lawryczenko, Hugo Paredero, Nora Grinberg (Bonis), Jorge Limura, Alfredo Grondona White, Alejandro Dolina, Blanco, Sergio Pérez Fernández, Ariel Turiansky, Rafael, Laura Porcel de Peralta, Miguel Rep Repiso y Jorge Meiji Meijidi con su hija mayor. Sentados en el centro Mona Moncalvillo, Cascioli, Gloria Guerrero, Aquiles Fabregat y Myriam Varela. En el piso, Luis Fati Scafati, Sergio Izquierdo Brown, Néstor Ibañez, Rupérez, Fabián Di Matteo y Eduardo Mileo. Por gentileza de Eduardo Grossman la imagen fue incluida en el libro y también en la contratapa.

martes, 15 de octubre de 2013

77

Un día como hoy, pero de 1936, nacía Andrés Luis Cascioli, en la zona sur del Gran Buenos Aires, con mayor precisión en Sarandí, partido de Avellaneda, primogenito de dos inmigrantes italianos. Pero octubre registra otros hitos en la vida del Tano: el 19 de octubre de 1999 llegó por última vez al kiosco la revista Humor.
Aquí, el sitio oficial del dibujante.

sábado, 12 de octubre de 2013

La tapa

En las notas de promoción del libro una pregunta surge con frecuencia: "¿cuál es tu tapa preferida?"
¡Pero justo ese tema no lo había preparado!
La primera vez que me lo plantearon recordé de inmediato una que no sé si la escogería entre los 566 números que se editaron de Humor, pero que me parece importante porque es la demostración cabal de la concepción que Andrés Cascioli le daba a la portada.
Esa portada cuya responsabilidad en los 21 años de la publicación Cascioli alternó con Sergio Izquierdo Brown, Oscar Fernández, Carlos Nine y Luis Gaspardo, en los 90.
Que debe ser de lo más recordado por los lectores y que era el gancho ideal para colgar en los kioscos porque él la había pensado en sus orígenes en base a ideas de la publicidad ya experimentadas en Satiricón y Chaupinela: fondo blanco para diferenciarse de la competencia en la parada y una imagen que resuma el contenido, la impronta de la edición.
La preferida o la que más recuerdo por esos contenidos es una de diciembre del 81, el número 73.
La gestión del dictador Roberto Viola languidecía, pero también el llamado Proceso de Reorganización Nacional, al tiempo que crecía el reclamo de un retorno a la democracia. Allí está en la tapa un barco llamado El Proceso que se hunde sin remedio y a cuya proa a tratan de aferrarse civiles, como Guillermo Klein y José Martínez de Hoz, y represores como Jorge Videla y Albano Harguindeguy.
A la derecha se ve un bote salvavidas en el que rema sonriente el almirante Emilio Massera y una emocionada Mirtha Legrand que saluda con un pañuelo.
Según el IVC, la revista ya vendía más de 130 mil ejemplares por quincena en esa carrera ascendente que tuvo su pico de ventas en el tórrido verano del 83.

lunes, 7 de octubre de 2013

En la montaña rusa

Durante los 21 años que Humor llegó a los kioscos las ventas parecieron haber transitado los rieles inciertos de una montaña rusa.
El primer número de junio de 1978 arrancó en cerca de 22.000 por mes, de los cuales pocos volvieron como devolución. Para enero del año siguiente -cuando se hizo quincenal- la tirada comenzaría a crecer a un ritmo vertiginoso: en septiembre de 1980 era 120.000 ejemplares.
En el Instituto Verificador de Circulaciones, el ente que fiscaliza el movimiento de la prensa gráfica -de aquellas empresas que estén asociadas, claro-, el producto insignia de Ediciones de la Urraca la compra está registrada desde enero de 1981; con un promedio de 124.929 por edición, cifra que se mantuvo estable y terminó en diciembre en 132.972.
El ascenso sería más pronunciado en 1982 que trepó a 150.000 en el primer mes y en diciembre alcanzó 206.000.
En enero de 1983 fue el famoso pico de ventas cuando se produjo el secuestro del número 97, que pese a la confiscación y la reedición vendió cerca de 210.000 y el siguiente, con la tapa que ilustra este posteo, 313.100. Pero, aunque resulte paradójico, las ventas no siguieron en alza sino que comenzaron a bajar. El mes siguiente se fueron a 265.000, el otro a 235.410; 216.969 y luego oscilaron entre 170 y 190 mil. Ya nunca superarían los 200 mil y la tirada se desinflaría aún más para en abril de 1985 caer por debajo de los 100 mil con tendencia negativa. No sería tan dramático como una década más tarde, cuando deja el IVC con un promedio de 18.000 ejemplares de venta, casi los del principio.
Cinco años después la revista dejaría de llegar a los kioscos para siempre.

sábado, 5 de octubre de 2013

Sucio Humor

Este sábado me entrevistaron por el libro en Sucio Pop, el programa de Nacional Rock que conducen Matías Castañeda y Tomas Balmaceda. El audio aquí.

martes, 1 de octubre de 2013

lunes, 30 de septiembre de 2013

Dialogando con el sobrino de Aquiles

Hoy me entrevistó en la radio Eduardo Fabregat, sobrino de Aquiles, conductor del programa "Rebeldes, soñadores y fugitivos" (AM 750 lunes a viernes de 13 a 15). Aquí el audio completo.

Pedro Narvaiz

El 15 de septiembre último le mandé un correo electrónico que nunca me responderá. Le avisaba de la salida del libro sobre la historia de la revista Humor para el que habíamos intercambiado otros correos electrónicos. Hoy me entero y confirmo en los avisos funebres del diario La Nación que falleció el sábado el ex juez Pedro Narvaiz, protagonista de una de las tantas anécdotas que tuvo la revista pero que es especial porque está vinculada al secuestro del número 97. Casualmente, el domingo salió en Tiempo Argentino un fragmento del capítulo 7 donde están los detalles de esa historia. Puede leerse aquí.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Mala Prensa

El gran programa de radio Mala Prensa (domingo de 17 a 18 por Radio América AM 1190) que conducen Juan Pablo Mansilla, Juan Ignacio Agosto, y Alexis Moyano dedicó hoy el programa a hablar de la revista Humor. Ahí estuve para aportar lo mio surgido del libro. Aquí los audios.

martes, 24 de septiembre de 2013

Seamos libres que los mercados no importan nada

Sabido es que ejemplares viejos de la revista Humor, de otros títulos de Ediciones de La Urraca u cualquier publicación periodística argentina de los últimos 50 o 60 años son posibles de conseguir en plazas porteñas específicas, algunas librerías tradicionales de Corrientes o Avenida de Mayo y también, claro, en sitios de subasta de Internet.
Allí es posible verificar cómo algunos piolas se hacen el agosto con la venta de estos objetos a valor de piezas de colección. Es imposible saber si alguien los compra, pero se supone que sí.
Hay por unidad o por lote. De la revista Humor hay varios ejemplares que merecen valuarse más que los 10 o 15 pesos de cotización que tiene cualquiera en los puestos de Parque Rivadavia o Centenario.
En ese sentido podría mencionarse cuatro: el número 1, el 97 (secuestrado), el 221 (décimo aniversario) o el 566 (último publicado).
Pero del primer número y del último no existen ofertas actuales. Del 97 había tres cotizaciones posibles, 23, 28 y 50 pesos y del aniversario 30, 39 y 139.

lunes, 23 de septiembre de 2013

No se sabe

Hoy me entrevistaron en el programa No se sabe de la FM de Radio Universidad (lunes a viernes 10 a 13). Aquí el audio de la nota http://is.gd/3Q1atK

viernes, 20 de septiembre de 2013

Biblioteca

El sitio Diario sobre Diarios da cuenta de la publicación del libro de Humor de Editorial Marea en esta nota de la sección Zona Dura.
Allí aparecen mencionados los libros antecesores a mi trabajo y también algunas de las muchas tesis universitarias sobre la revista que, en su mayoría, están enfocadas en los cinco años que la revista se editó bajo la represión dictatorial.
También en la web, el amigo y colega Samurai, Jack, hizo este comentario en su histórico blog; el colega Leandro Zanoni una nota para su eBlog y desde La Pampa esta mini entrevista.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Lanzamiento

El libro sobre la revista Humor comenzará a distribuirse en los próximos días. Una sinopsis y un capítulo para bajar en esta URL http://is.gd/jwOyxL

domingo, 15 de septiembre de 2013

Publicitarios

Muchos humoristas, dibujantes y hombres del periodismo vinculados con la revista Humor en particular y los medios de comunicación argentinos en general, se formaron o trabajaron en publicidad en algún momento de las trayectorias personales. Esto es porque en los años 60 los avisos de gráfica se hacían a mano, por lo que los artistas del plumín eran muy requeridos en las agencias.
Andrés Cascioli tuvo sus inicios en la historieta, pero hacia principios de los años 60 comenzó a trabajar en agencias de las que es muy difícil encontrar rastros: Publicidad Internacional Limitada y Aldaba. En la primera fue donde conoció y compartió espacio con Tomás Sanz. A finales de esa década, Cascioli se sumaría a la agencia de Oskar Blotta desde la cual salió en 1972 la revisita Satiricón.
"Éramos un grupo de publicitarios que queríamos una revista que se vendiera. Podíamos dibujar, descubrir dibujantes, hacer un periodismo que acá no existía y sí en el exterior, en algunas revistas universitarias como National Lampoon. Nos interesaban revistas que habían aparecido en el mundo y eran diferentes, una mezcla de historieta, humor y periodismo, pero periodismo sarcástico. Intentamos algo así; como además éramos publicitarios, queríamos una revista de venta masiva, popular", explicaría muchos años después el propio Cascioli. El Tano volvió al palo cuando no pudo sacar revistas y a la hora de hacer Humor también empleó algunas técnicas de ese arte.
Pero no sólo ellos fueron de la publicidad a la comunicación de masas. Otros personajes vinculados a Humor y Ediciones de La Urraca hicieron el mismo recorrido: Carlos Abrevaya, Pablo Colazo, Alejandro Dolina, Roberto Fontanarrosa, Jorge Guinzburg, Miguel Gruskoin, Juan Carlos Caloi Loiseau, Juan Carlos Muñiz, Carlos Trillo y Carlos Ulanovsky, son algunos de ellos.

viernes, 13 de septiembre de 2013

10 Números

4 caricaturistas están relacionados con las tapas de Humor: Andrés Cascioli, primero; Sergio Izquierdo Brown, más tarde; Carlos Nine al regresa la democracia, y Luis Gaspardo, en los 90.
5 sedes tuvo la redacción de Humor: avenida de Mayo 1324, primer piso, oficina 227 (domicilio de Cielosur); Piedras 482; Salta 258; Venezuela 842 y Bolívar y Alsina.
6 era el readership o promedio de lector por número que tuvo en su mejor época (1982-1983) Humor.
68 páginas tenía el primer número de Humor aparecido el martes 6 de junio de 1978.
97 era el número secuestrado por los militares en enero de 1983 que, pese a esa edición, vendió más de 300 mil ejemplares.
566 era el número de la última edición editada de Humor que llegó a los kioscos.
1000 pesos era el precio de tapa del primer número de Humor.
6000 ejemplares promedio vendía Humor dos años antes de que cierre.
25 000 ejemplares fue la primera tirada de Humor, de los cuales vendió alrededor de 22 mil. Dos años después esa cifra se duplicó, pero la frecuencia ya no era mensual sino quincenal.
1.000.000 de dólares llegó a valuarse el edificio de Venezuela 842, ex sede de la Escuela Panamericana de Arte y penúltima de Ediciones de la Urraca.

martes, 10 de septiembre de 2013

El rock argento y humor

La relación entre Humor y el rock argentino fue intensa de comienzo a fin. No sólo por las páginas de Gloria, donde desfilaron los protagonistas de gran parte de la prolífica movida musical de fines de los 70 y los 80, sino por algunos empleados de la revista de La Urraca.
En esa sección que se convirtió en una de las más emblemáticas sacaba fotos una chica de voz y condiciones musicales, Hilda María del Pilar Lizarazu, quien también aportaba imágenes a El Porteño -otra revista ícono de aquella época- y Mutantia, una publicación no menos histórica a cargo de Miguel Grinberg.
Otro empleado que terminó en el rock fue uno de los cadetes, Gastón "Francés" Bernardou, hoy percusionista de Los Auténticos Decadentes.
Pero el punto más alto de la relación fue el festival que la revista organizó junto a los dueños de La Trastienda el 7, 8 y 9 de agosto de 1981 en el estadio Obras para contrarrestar la visita de Frank Sinatra al Luna Park, traído por Palito Ortega.
Al escenario subieron artistas que estaban prohibidos o eran desconocidos: Rubén Rada, Dino Saluzzi, Jaime Torres, Víctor Heredia, Luis Alberto Spinetta, Rodolfo Mederos, Manal, Facundo Cabral, Antonio Tarragó Ros, Litto Nebbia y Bernardo Baraj. También "un rosarino de jardinero y gorra", Juan Carlos Baglietto, junto a Fito Páez, Rubén Goldín y Silvina Garré. Todos ellos comenzaban a tocar en Buenos Aires como la Trova Rosarina y tuvieron esa noche el debut en el llamado Templo del rock. El maestro de ceremonias fue un colaborador habitual de la revista, Miguel Angel Merellano.
Los shows tenían entradas muy populares y resultaron un éxito. Tanto que al día de hoy Ortega lo sigo usando como uno de los argumentos para el fracaso rotundo del concierto de Sinatra, además de la devaluación de la moneda argentina, claro. Ya en los 90, Cascioli consiguió la licencia de la revista Rolling Stone para editarla en la Argentina y puso al frente del proyecto a Guerrero y Fernando Sánchez, años después uno de los fundadores de la revista Barcelona.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Portal

La noticia me llegó ayer por correo electrónico. "Falleció Ricardo Miguel Portal, uno de los fundaores de Humor" (sic), era el asunto. El texto del mensaje precisaba que el fallecimiento había sido el miércoles, a punto de cumplir 87 años; abundaba en describirlo como "editor prolifero y socio fundador" de Humor y Satiricón y que se había formado como editor con Dante Quinterno, creador de Patoruzú, con quien trabajó 27 años "hasta formar su propia editorial hacia fines de los '60".
La gacetilla también recordaba que El Huinca y Fabian Leyes, de Enrique Rapela, con algunas tapas ilustradas por Guillermo Roux (sí, el artista plástico), fueron las primeras publicaciones a las que se habían sumado Cuarta Dimensión, de Fabio Zerpa y "grandes historietas" como El conventillo de don Nicola de Torino, Las aventuras del capitán Piluso y La voz del rioba de los personajes televisivos de los hermanos Sofovich y Jaimito, entre otras.
Agregaba que en 1972 lo habían convocado los (hermanos) Blotta para fundar Editores Asociados, que público Satiricón, entre otros títulos. "Tras el cierre (clausura, en rigor) de la publicación, luego de unos años, como Presidente y Director Comercial fundó junto a Andrés Cascioli La Urraca, editorial que lanzó para junio del '78 Humor, "publicación que se convertiría, a partir de un humor brillante y critico, en una voz de resistencia durante la dictadura militar. "Sus restos descansan en el Jardín de Paz", finalizaba.
La primera vez que escuché el apellido de Portal venía con otro: Alpellani. Tarde en descubrir que no era como Thompson y Williams o López y Planes. Portal era Ricardo y Alpellani, Rubén.
Portal era el hombre de las finanzas y algunos lo conocían como el contador; Alpellani era odontólogo.
Nunca había escuchado de ellos pese a ser un conocedor medio de las publicaciones de La Urraca. Pero era por ignorancia. Ellos, en efecto, conocieron a Cascioli y los Blotta en los 70. Ambos tenían un sólido conocimiento de las imprentas y la industria gráfica, hasta entonces un terreno desconocido para los creadores de Satiricón.
En Editores Asociados, Portal era gerente administrativo y Alpellani, comercial. Pero además ambos tenían la editorial Cielosur, que en efecto ya tenía un amplio stock de publicaciones lanzadas.
Cuando la censura y clausura del gobierno de Estela Martínez de Perón cayó sobre Satiricón (1974), la sociedad Cascioli & Blotta se rompió y Portal & Alpellani quedaron del lado del Tano, con quien editaron primero Chaupinela (1975), también cerrada por la gestión justicialista; y la revista Rocksuperstar, en el primer año de la dictadura militar. Para Chaupinela fue que se creó Ediciones de la Urraca.
En 1978 llegaría Humor. El rol de Portal & Alpellani era aportar dinero para las publicaciones y administrar, no mucho más. Las cuestiones gráficas y editoriales eran siempre responsabilidad de Cascioli y el equipo que lideraba junto a Tomás Sanz. La sociedad se rompió en la década de los 80 por cuestiones nunca del todo claras, pero sin que terminaran en Tribunales. En la década del 90, Portal le "robó" algunas figuras a Humor para editar La Murga, una publicación de paso fugaz por los kioscos.
Intenté entrevistarlo el año pasado para el libro sobre la historia de la revista Humor pero me avisaron que estaba muy enfermo y anciano. Había visto su cara en alguna edición de Humor, pero recién al finalizar la investigación dí con la imagen que ilustra este posteo.
La agencia de noticias Télam publicó ayer un despacho, cuya fuente es Fernando, uno de los tres hijos de Portal. En los avisos fúnebres de hoy de La Nación lo recuerdan la esposa Filomena Eleonor Guido; sus hijos Ricardo, Silvina y Fernando, sus nieta Lucía y sus cuñados Nélida, Mirto y Humberto; un consorcio de propietarios de Palermo y Matilde Argüeso e hijos.
En esta imagen casera (gentileza de Nora Bonis, viuda de Cascioli), Portal es el primero desde la derecha en una sobremesa compartida por –de izquierda a derecha– Héctor Aure, Cascioli, Alpellani (parado), Carlos Rivas (sí, el director teatral) y Alejandro Vanelli (de anteojos detrás).

jueves, 29 de agosto de 2013

Tomás

Vos tenés que verlo a Tomás. El que debe saber eso es Tomasito. Eso seguro te lo puede contestar Tomás. Ahí el que manejaba todo era Tomás. ¿Ya hablaste con Tomás?
Tomás es Tomás Sanz.
Y Tomás Sanz fue, en efecto, una pieza clave del triunvirato que gestó y sostuvo a la revista Humor durante los casi 21 años que llegó a los kioscos.
Andrés Cascioli se ocupaba de las tapas, seleccionar chistes y dibujantes, descubrir talentos, conseguir fondos, ser el líder de la banda y darle la mirada final antes de la imprenta.
Tomás era el editor periodístico, que escribía y reescribía, el que lidiaba en el día a día con la redacción. El que también craneaba la sección Pelota y tiraba paredes con Walter Clos, aka José María Suárez.
Tomás fue el solista y el co director de esa orquesta sin partituras.
El tercero era Aquiles Fabregat, fallecido en noviembre de 2010, casi 17 meses después que Andrés Cascioli.
Tomás tiene la voz cascada por el tabaco. Escucha más de lo que habla. Y cuando lo hace utiliza un tono monocorde y sin estridencias, con lo justo y necesario y las pausas para elegir las palabras precisas o tal vez para que venga los recuerdos desde la memoria.
Nació en 1937 y en los albores de la década del 60 conoció a Cascioli en una agencia de publicidad. Trabajaron juntos y con intermitencias hasta 1996, cuando Tomás fue convocado por Ricardo Roa para sumarse al proyecto del diario Olé.
A la redacción de ese matutino deportivo sigue yendo, aun jubilado, aun con una operación de cadera que lo obliga a usar bastón y con un cansancio visible, pero del que no se queja. Todos allí saben quién es, aunque algunos hayan nacido cuando la revista Humor ya era un clásico pasado de moda. Y aporta el ingenio y la sabiduría de la que otros adolecen.
Tomas sí rezonga cuando le comento que todos me dicen que tengo que hablar con él. "Sí, qué vivos", acepta resignado en el segundo de los dos encuentros mañaneros que tuvimos y en los que en total insumieron unas siete horas en el departamento de tres ambientes del sexto piso de un edificio viejo del barrio porteño de Balvanera, a dos cuadras de un shopping venido a menos.
En el living hay un TV de 21 pulgadas, dos sillones de un cuerpo con funda blanca, una mesa redonda de algarrobo, un potus y una estantería con libros de Nick Hornby, Carlos Abrevaya, Jorge Valdano, Alfredo Di Stefano, Stefan Weig, un premio entregado por el intendente de Morón Martín Sabbatella y un dibujo de Menchi Sábat sin colgar. En la pared, un dibujo enmarcado de molinetes del subte. Lleva la firma de Tomás.
Por la ventana sin cortinas se cuelan bocinazos y de vez en cuando el ulular de una ambulancia que corta como una navaja los recuerdos deshilachados que Tomás despliega con muchos paréntesis entre tazas de café instantáneo sobre un mantel floreado de plástico.
No lo dirá él, claro, pero sí cualquiera que lo haya tenido como editor: es uno de los mejores. Buena persona, afable, leal, leído, culto y paciente, lo necesario para explicar cada corrección, para justificarla. Por eso hicieron un tándem perfecto, irrepetible con Fabregat, otro que sabía largo del idioma de Cervantes. Podían desplegar textos preciosos, como el del Romancero del Eustaquio, porque ambos también compartían la fibra para el humor fino e inteligente.
Pero lo que Tomás más disfruta no es escribir ni editar sino dibujar y aún hoy lo hace en unas hojas tipo oficio que guarda en una carpeta. En Satiricón, de hecho, empezó con el plumín. Pero allí también arrancó a hacer periodismo, empujado por sus pares. Y ambas cosas las desarrolló luego en El Ratón de Occidente, Chaupinela, Humor y en algunos de los productos de Ediciones de la Urraca.
"Soy un tipo de llevar pocas a cosas a cabo. Le doy muchas vueltas. Es que tengo muchas cosas en el balero", asume ahora con algo de resignación y nostalgia, otro trazo grueso para pintar a quien merecería un mayor reconocimiento.
En junio último, la revista Noticias y Editorial Perfil homenajearon a Humor y el diario Buenos Aires Herald, publicaciones emblema de la resistencia a la dictadura militar, y allí estuvo Tomás para recibir una placa, para honrar la memoria de su gran amigo Cascioli.
En Humor Tomás fue jefe de Redacción y en los 90 director, pero el cargo fue una treta para quitar del blanco a Cascioli de la andanada de juicios con la que el menemismo censuraba de manera bestial y sutil a la revista, que le valieron numerosas pérdidas económicas a él y a Cascioli.
Aún hoy Tomás carga con una condena judicial por reproducir una nota del semanario uruguayo Brecha en la que se denunciaban depósitos bancarios del ex senador Eduardo Menem en la otra orilla. El fallo lo dejó firme la actual Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Juan Sasturain lo describe mejor

(El dibujo de tapa de El Ratón de Occidente es de Tomás Sanz)
(Tomás, a la izquierda, y Aquiles)

martes, 27 de agosto de 2013

Mudanzas

A lo largo de 21 años, la redacción de la revista Humor tuvo varias direcciones. En el primer número aparece realizada en Avenida de Mayo 1324, oficinas de Cielosur, cuyos dueños eran socios de Andrés Cascioli. Pero en rigor el contenido se había hecho en Piedras 482, ochava con Venezuela. Allí ocuparon primero un departamento del cuarto piso y luego sumaron otro del quinto. Años más tarde la cosa quedó chica y se fueron a ocupar un edificio de cuatro pisos en Salta 258 (hoy un hotel) y al poco tiempo se instalaron en Venezuela 842. Ese inmueble había sido ocupado por la Escuela Panamericana de Arte, donde estudiaron Andrés Cascioli, Tomás Sanz y tantos otros. Una vez que Ediciones de la Urraca cayó en desgracia y el staff se achicaba, la redacción se mudó a un departamento ubicado sobre la librería de Bolívar y Alsina, pero en la revista figuraba como dirección de la redacción Gonçalvez Díaz 482, el depósito de la imprenta.

Gloria y el rock

En marzo de 1979, el copete de la nota titulada "Ahora hay que ser rockero" y una volanta tajante: "Los chetos pasaron de moda", decía: "Más de una vez hemos pensado que nosotros, tipos de cuarenta otoños -año más, año menos- no estamos en condiciones de criticar a los más jovenzuelos. Y es que allá en el fondo, nos corroen varias dudas. ¿No será que la venda verde de la envidia impide nuestra visión? (....) Nos topamos con Gloria Guerrero. Sabe escribir y está informada de lo que pasa a su alrededor. (...) Tiene 21 años y su aspecto físico no difiere del usual para una chica de su edad. (...) Opina sobre sus coetáneos, sin que nadie le indique lo que debe decir".
La joven fue convocada para Rocksuperstar -una publicación editada por Cascioli y los socios- luego de mandar una carta en la que se presentaba y pedía escribir, tal como había ocurrido en El Expreso Imaginario.
A Cascioli le gustó mucho el estilo de Gloria en Rocksuperstar, en especial la crónica de un recital en el Teatro Coliseo. "Acabamos de ser partícipes de un encuentro cercano del tercer tipo, señores. Paco de Lucía es marciano. Y más de un guitarrista se cortó los diez dedos anoche al llegar a su casa. Como última apelación: basta de chistes de gallegos. Este genio de la guitarra acaba de reivindicar a toda una raza, y a casi todo un planeta", narraba Gloria.
En Humor, Gloria arrancaría con notas costumbristas y dos años después nacerían Las Paginas de Gloria donde el rock argentino escribió parte de su historia.
Este espacio donde estuvieron todas las primeras notas a bandas como Sumo, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota o Soda Stereo; no fue por cierto el único con el que se puede emparentar la revista al rock argento en general y la música popular en particular. Gastón Bernardou, el francés de Los Auténticos Decadentes, fue cadete de Humor e Hilda Lizarazu, fotógrafa, pero además, en 1981 la revista organizó un festival con artistas prohibidos para boicotear la presentación de Frank Sinatra en el Luna Park. Pero esa será otra entrada.

lunes, 26 de agosto de 2013

Debut

La revista Humor Registrado llegó a los kioscos argentinos en la primera semana de junio de 1978 en coincidencia con el puntapie inicial del Mundial de Fútbol que tendría al país como anfitrión.

Apuntaba a un público que ya conocía a los hacedores: Andrés Cascioli, Tomás Sanz, Aquiles Fabregat, Alicia Galloti, Alberto Speratti, Roberto Fontanarrosa, Carlos CEO Campilongo, Sanyu, Crist, Alfredo Grondona White, Carlos Pérez D'Elias, Carlos Abrevaya y Jorge Guinzburg (que aparecieron en aquel número 1 con seudónimos) eran nombres muy conocidos para quienes ya habían comprado Satiricón, Mengano y Chaupinela. Estas publicaciones, en especial Satiricón, habían revolucionado la industria editorial de la mano de Cascioli y Oskar Blotta, como bien historiaron Jorge Bernárdez y Diego Rottman en este libro.

Refugiado en la publicidad, Cascioli venía de fracasar con una revista de espectáculos llamada Perdón, de sufrir la censura militar que impidió la salida de Satiricón y del gobierno de Estela Martínez de Perón que clausuró Chaupinela.

Pero el éxito de Humor -que fue in crescendo y no inmediato- lo sorprendió.

sábado, 24 de agosto de 2013

Staff

La revista Humor empleó durante los 21 años que llegó a los kioscos a decenas y decenas de dibujantes, humoristas, guionistas y periodistas, claro. Enumerar a todos dejará de seguro a mucha gente afuera, pero fueron personajes de la talla de:

Abós Alvaro
Adelina Mona Moncalvillo
Adrián Zahlut
Aída Bortnik
Alberto Speratti
Alejandro Dolina
Alfredo Grondona White
Alicia Gallotti
Amelita Arias
Andrés Cascioli
Angel Almeida
Aníbal Litvin
Aníbal Vinelli
Aquiles Fabregat
Ariel Alex Turiansky
Ariel Lima
Carlos Bracamonte Llosa
Carlos Tacho Cadano
Carlos Abrevaya
Carlos Ares
Carlos Gabetta
Carlos Garaycochea
Carlos Nine
Carlos Pérez Larrea
Carlos Trillo
Carlos Ulanovsky
Claire Bretécher
Cristina Wargon
Cristobal Crist Reynoso
Daniel Duel
Daniel Enzetti
Daniel Paz
Dante Panzeri (post mortem)
Darío Adanti
Diego Pares
Eduardo CEO Campilongo
Eduardo Grossman
Eduardo Maicas
Eladia Blázquez
Elvira Ibargüen
Enrique Vázquez
Eugenio Cilencio Cilento
Fabián Di Matteo
Fernando Brenner
Fernando Sánchez
Genoveva Arcaute
Gloria Guerrero
Guillermo Saccomano
Héctor Sanyú Sanguiliano
Héctor Ruíz Núñez
Horacio Altuna
Horacio Verbitsky
Horatius
Hugo Paredero
Jaime Emma
Jaime Poniachik
Jorge Meiji Meijide
Jorge Barale
Jorge Garayoa
Jorge Guinzburg
Jorge Limura
Jorge Sabato
Jorge Sanzol
José Miguel Walter Clos Suárez
José Pablo Feinmann
Juan Carlos Muñiz
Juan Martini
Juan Sasturain
Juan Zahlut
Julio Parissi
Laura Linares
Lila Pastoriza
Luis Frontera
Luis Gregorich
Luis Scafati
Maitena Burundarena
Manuel Peiró Peirotti
Marcelo Lawry Lawryczenko
María Elena Walsh
María Fiorentino
Mario Pacho O'Donnell
Miguel Rep Repiso
Nora Bonis
Norberto Firpo
Oche Califa
Osvaldo Ardizzone
Osvaldo Bayer
Osvaldo Soriano
Pablo Colazo
Pablo Marchetti
Palomares
Patricia Breccia
Peni
Pepita Carbón
Rafael Abud
Raúl Fortín
Roberto Claudio Bazán Frenkel
Roberto Viuti López
Roberto Fontanarrosa
Rodolfo Livingston
Rogelio García Lupo
Rosario Zubeldía
Sandra Russo
Santiago Kovadloff
Santiago Varela
Sergio Izquierdo Brown
Sergio Joselovsky
Sergio Langer
Sergio Nuñez
Sergio Pérez Fernández
Sibila Camps
Silvia Itkin
Silvia Puente
Tabaré Gómez Laborde
Tomás Sanz
Algunos colaboraron los 21 años de manera permanente, esporádica, ocasional, pero todos, dejaron una huella. ¿Quién falta?

viernes, 23 de agosto de 2013

Nada se pierde, todo se transforma

Las frases que coronaban la cabeza de muchas de las páginas de Humor Registrado eran un clásico de la revista junto con los insufribles. Se trataba -en el primer caso- de comentarios irónicos de la coyuntura o de tópicos que circulaban en la redacción y alguien -por lo general Tomás Sanz o Aquiles Fabregat- compilaba para luego repartir en la edición. O también provenían de colaboradores externos, a los que se les encargaba o entregaban de manera espontánea como notas o chistes. El recurso no fue una invención de los hacedores de Humor. Ya se habían utilizado en Chaupinela, la revista que Andrés Cascioli editó en 1975 o en Satiricón, aquel producto de Cascioli y Oskar Blotta que revolucionó las revistas entre 1972 y 1976. El publicista, autor teatral y editor Carlos Marcucci -quien nunca trabajó con Cascioli- se adjudica ser el creador y asegura que los incluyó en unos libros sobre humor que editó antes de que Satiricón llegara a los kioscos. Los insufribles también comparten ADN con Chaupinela y Satiricón (donde se lo llamaba Estamos podridos de...), pero en el caso de Humor fue una sección más que emblemática. Podían ser temáticos (a veces se ensañaban con tacheros, colectiveros, motociclistas o comerciantes) o repetirse a lo largo de los años y a medida que crecía el público de la revista se amplió la mirada. Los lectores comenzaron a enviar insufribles con nombre y apellido y firmas recolectadas para escrachar un compañero de trabajo, la escuela o de la propia familia. Revisar los 566 números de Humor permite descubrir que muchos de los cabezales e insufribles mantienen una asombrosa vigencia, tal vez porque la realidad se repite o las costumbres no cambian. Incluso hoy son emparentadas con lo que suele leerse en Twitter y, por otro lado, son uno de los pocos puntos de contacto con la revista Barcelona. En este cuenta de Twitter se publicará una selección.

jueves, 22 de agosto de 2013

Germen

Es una mañana del invierno de 2011. En el subsuelo de la Biblioteca Nacional, sector hemeroteca, reviso diarios de 1983. Busco las promesas de aquella campaña electoral que ese año reinstaló la democracia. En el paso de las páginas casi amarillentas encuentro un aviso publicitario de la revista Humor. Ocupa dos columnas y todo el alto de una de las páginas de la sección espectáculos de Clarín. Promociona con un nivel de detalle exagerado el número que cuelga de los kioscos. Alguna vez Andrés Cascioli, -director, mentor, creador de ese y otros tantos productos gráficos- había explicado que la extensión de la publicidad era un pedido de los presos políticos porque sólo así podían enterarse del contenido de una publicación clave durante el último lustro de la dictadura militar imperante. ¿Por qué clave? ¿Una revista de humor? ¿De dibujitos? Porque se burlaba de los militares que habían asaltado el poder en 1976 al nivel del ridículo con caricaturas fabulosas. Porque entrevistaba figuras prohibidas, incluía chistes con temas tabú, columnistas que opinaban y firmaban allí lo que no podían en los medios tradicionales y porque entendió como nadie que aún con una mordaza férrea se podía enfrentar de manera inteligente la censura y la represión. Humor, no sólo fue Humor: fue El Péndulo, Humi, Hurra, Fierro, Caín, El Periodista. Una editorial con la que además de oxigenarse en la noche represiva se podía aprender a leer, descubrir artistas de todo tipo o fascinarse con historietas eróticas. Y así, en esa sala silenciosa de la hemeroteca, comenzó a gestarse un libro. Buscaría reconstruir y retratar la cocina de esa revista y el resto de los títulos que aparecieron, indagar por qué se había constituido en ese faro, quiénes eran los hacedores, cómo surgían los chistes, las tiras, las notas, dilucidar por qué y cómo una publicación que sobrevivió a la censura asesina, ya en la democracia, cerró tras una larga agonía. La historia completa llega a las librerías en septiembre.