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jueves, 12 de junio de 2014

Humor y los Mundiales

Hay muchos abordajes posibles para contar la historia de la revista Humor. Se analizaron bastante –en especial en el ámbito académico- los cinco años bajo el yugo de la dictadura. Pero también se podría narrar a partir de la evolución e involución del humor gráfico o de las famosas tapas; de la relación que hubo con los lectores o explicar el sinuoso recorrido de las ventas. También claro sería posible trazar etapas con cada Mundial de fútbol que se disputó a lo largo de los 21 años en los que la revista llegó a los kioscos. No sería forzado hacerlo porque la revista salió en la Argentina cuando comenzaba el Mundial del 78 e imperaba el terrorismo de estado. Aquel debut vendió alrededor de 22.000 ejemplares de los 25.000 impresos. Cuando cuatro años después se jugó el de España y la guerra de Malvinas tenía las últimas batallas, la publicación de Ediciones de la Urraca había crecido tanto que promediaba los 150 mil ejemplares (ya auditados por el IVC) y para el verano siguiente llegaría a los famosos 330 mil luego del número 97. Pero en el de México 86 estaba Raúl Alfonsín, con quien la revista tuvo una relación ambigua, y la circulación se había desplomado por debajo de los 90 mil y sería de 50 mil ejemplares para el de Italia 90, con Carlos Menem en la Casa Rosada y responsable de medidas económicas hacían mella en empresas como la de Andrés Cascioli. Cuando llegó el de Estados Unidos 1994, la revista comenzaba a ser la sombra de lo que había sido: sólo vendía 18.439 ejemplares. En el de Francia 1998, ni siquiera eso. Un año después dejaba de editarse.

lunes, 7 de octubre de 2013

En la montaña rusa

Durante los 21 años que Humor llegó a los kioscos las ventas parecieron haber transitado los rieles inciertos de una montaña rusa.
El primer número de junio de 1978 arrancó en cerca de 22.000 por mes, de los cuales pocos volvieron como devolución. Para enero del año siguiente -cuando se hizo quincenal- la tirada comenzaría a crecer a un ritmo vertiginoso: en septiembre de 1980 era 120.000 ejemplares.
En el Instituto Verificador de Circulaciones, el ente que fiscaliza el movimiento de la prensa gráfica -de aquellas empresas que estén asociadas, claro-, el producto insignia de Ediciones de la Urraca la compra está registrada desde enero de 1981; con un promedio de 124.929 por edición, cifra que se mantuvo estable y terminó en diciembre en 132.972.
El ascenso sería más pronunciado en 1982 que trepó a 150.000 en el primer mes y en diciembre alcanzó 206.000.
En enero de 1983 fue el famoso pico de ventas cuando se produjo el secuestro del número 97, que pese a la confiscación y la reedición vendió cerca de 210.000 y el siguiente, con la tapa que ilustra este posteo, 313.100. Pero, aunque resulte paradójico, las ventas no siguieron en alza sino que comenzaron a bajar. El mes siguiente se fueron a 265.000, el otro a 235.410; 216.969 y luego oscilaron entre 170 y 190 mil. Ya nunca superarían los 200 mil y la tirada se desinflaría aún más para en abril de 1985 caer por debajo de los 100 mil con tendencia negativa. No sería tan dramático como una década más tarde, cuando deja el IVC con un promedio de 18.000 ejemplares de venta, casi los del principio.
Cinco años después la revista dejaría de llegar a los kioscos para siempre.