lunes, 23 de septiembre de 2013

No se sabe

Hoy me entrevistaron en el programa No se sabe de la FM de Radio Universidad (lunes a viernes 10 a 13). Aquí el audio de la nota http://is.gd/3Q1atK

viernes, 20 de septiembre de 2013

Biblioteca

El sitio Diario sobre Diarios da cuenta de la publicación del libro de Humor de Editorial Marea en esta nota de la sección Zona Dura.
Allí aparecen mencionados los libros antecesores a mi trabajo y también algunas de las muchas tesis universitarias sobre la revista que, en su mayoría, están enfocadas en los cinco años que la revista se editó bajo la represión dictatorial.
También en la web, el amigo y colega Samurai, Jack, hizo este comentario en su histórico blog; el colega Leandro Zanoni una nota para su eBlog y desde La Pampa esta mini entrevista.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Lanzamiento

El libro sobre la revista Humor comenzará a distribuirse en los próximos días. Una sinopsis y un capítulo para bajar en esta URL http://is.gd/jwOyxL

domingo, 15 de septiembre de 2013

Publicitarios

Muchos humoristas, dibujantes y hombres del periodismo vinculados con la revista Humor en particular y los medios de comunicación argentinos en general, se formaron o trabajaron en publicidad en algún momento de las trayectorias personales. Esto es porque en los años 60 los avisos de gráfica se hacían a mano, por lo que los artistas del plumín eran muy requeridos en las agencias.
Andrés Cascioli tuvo sus inicios en la historieta, pero hacia principios de los años 60 comenzó a trabajar en agencias de las que es muy difícil encontrar rastros: Publicidad Internacional Limitada y Aldaba. En la primera fue donde conoció y compartió espacio con Tomás Sanz. A finales de esa década, Cascioli se sumaría a la agencia de Oskar Blotta desde la cual salió en 1972 la revisita Satiricón.
"Éramos un grupo de publicitarios que queríamos una revista que se vendiera. Podíamos dibujar, descubrir dibujantes, hacer un periodismo que acá no existía y sí en el exterior, en algunas revistas universitarias como National Lampoon. Nos interesaban revistas que habían aparecido en el mundo y eran diferentes, una mezcla de historieta, humor y periodismo, pero periodismo sarcástico. Intentamos algo así; como además éramos publicitarios, queríamos una revista de venta masiva, popular", explicaría muchos años después el propio Cascioli. El Tano volvió al palo cuando no pudo sacar revistas y a la hora de hacer Humor también empleó algunas técnicas de ese arte.
Pero no sólo ellos fueron de la publicidad a la comunicación de masas. Otros personajes vinculados a Humor y Ediciones de La Urraca hicieron el mismo recorrido: Carlos Abrevaya, Pablo Colazo, Alejandro Dolina, Roberto Fontanarrosa, Jorge Guinzburg, Miguel Gruskoin, Juan Carlos Caloi Loiseau, Juan Carlos Muñiz, Carlos Trillo y Carlos Ulanovsky, son algunos de ellos.

viernes, 13 de septiembre de 2013

10 Números

4 caricaturistas están relacionados con las tapas de Humor: Andrés Cascioli, primero; Sergio Izquierdo Brown, más tarde; Carlos Nine al regresa la democracia, y Luis Gaspardo, en los 90.
5 sedes tuvo la redacción de Humor: avenida de Mayo 1324, primer piso, oficina 227 (domicilio de Cielosur); Piedras 482; Salta 258; Venezuela 842 y Bolívar y Alsina.
6 era el readership o promedio de lector por número que tuvo en su mejor época (1982-1983) Humor.
68 páginas tenía el primer número de Humor aparecido el martes 6 de junio de 1978.
97 era el número secuestrado por los militares en enero de 1983 que, pese a esa edición, vendió más de 300 mil ejemplares.
566 era el número de la última edición editada de Humor que llegó a los kioscos.
1000 pesos era el precio de tapa del primer número de Humor.
6000 ejemplares promedio vendía Humor dos años antes de que cierre.
25 000 ejemplares fue la primera tirada de Humor, de los cuales vendió alrededor de 22 mil. Dos años después esa cifra se duplicó, pero la frecuencia ya no era mensual sino quincenal.
1.000.000 de dólares llegó a valuarse el edificio de Venezuela 842, ex sede de la Escuela Panamericana de Arte y penúltima de Ediciones de la Urraca.

martes, 10 de septiembre de 2013

El rock argento y humor

La relación entre Humor y el rock argentino fue intensa de comienzo a fin. No sólo por las páginas de Gloria, donde desfilaron los protagonistas de gran parte de la prolífica movida musical de fines de los 70 y los 80, sino por algunos empleados de la revista de La Urraca.
En esa sección que se convirtió en una de las más emblemáticas sacaba fotos una chica de voz y condiciones musicales, Hilda María del Pilar Lizarazu, quien también aportaba imágenes a El Porteño -otra revista ícono de aquella época- y Mutantia, una publicación no menos histórica a cargo de Miguel Grinberg.
Otro empleado que terminó en el rock fue uno de los cadetes, Gastón "Francés" Bernardou, hoy percusionista de Los Auténticos Decadentes.
Pero el punto más alto de la relación fue el festival que la revista organizó junto a los dueños de La Trastienda el 7, 8 y 9 de agosto de 1981 en el estadio Obras para contrarrestar la visita de Frank Sinatra al Luna Park, traído por Palito Ortega.
Al escenario subieron artistas que estaban prohibidos o eran desconocidos: Rubén Rada, Dino Saluzzi, Jaime Torres, Víctor Heredia, Luis Alberto Spinetta, Rodolfo Mederos, Manal, Facundo Cabral, Antonio Tarragó Ros, Litto Nebbia y Bernardo Baraj. También "un rosarino de jardinero y gorra", Juan Carlos Baglietto, junto a Fito Páez, Rubén Goldín y Silvina Garré. Todos ellos comenzaban a tocar en Buenos Aires como la Trova Rosarina y tuvieron esa noche el debut en el llamado Templo del rock. El maestro de ceremonias fue un colaborador habitual de la revista, Miguel Angel Merellano.
Los shows tenían entradas muy populares y resultaron un éxito. Tanto que al día de hoy Ortega lo sigo usando como uno de los argumentos para el fracaso rotundo del concierto de Sinatra, además de la devaluación de la moneda argentina, claro. Ya en los 90, Cascioli consiguió la licencia de la revista Rolling Stone para editarla en la Argentina y puso al frente del proyecto a Guerrero y Fernando Sánchez, años después uno de los fundadores de la revista Barcelona.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Portal

La noticia me llegó ayer por correo electrónico. "Falleció Ricardo Miguel Portal, uno de los fundaores de Humor" (sic), era el asunto. El texto del mensaje precisaba que el fallecimiento había sido el miércoles, a punto de cumplir 87 años; abundaba en describirlo como "editor prolifero y socio fundador" de Humor y Satiricón y que se había formado como editor con Dante Quinterno, creador de Patoruzú, con quien trabajó 27 años "hasta formar su propia editorial hacia fines de los '60".
La gacetilla también recordaba que El Huinca y Fabian Leyes, de Enrique Rapela, con algunas tapas ilustradas por Guillermo Roux (sí, el artista plástico), fueron las primeras publicaciones a las que se habían sumado Cuarta Dimensión, de Fabio Zerpa y "grandes historietas" como El conventillo de don Nicola de Torino, Las aventuras del capitán Piluso y La voz del rioba de los personajes televisivos de los hermanos Sofovich y Jaimito, entre otras.
Agregaba que en 1972 lo habían convocado los (hermanos) Blotta para fundar Editores Asociados, que público Satiricón, entre otros títulos. "Tras el cierre (clausura, en rigor) de la publicación, luego de unos años, como Presidente y Director Comercial fundó junto a Andrés Cascioli La Urraca, editorial que lanzó para junio del '78 Humor, "publicación que se convertiría, a partir de un humor brillante y critico, en una voz de resistencia durante la dictadura militar. "Sus restos descansan en el Jardín de Paz", finalizaba.
La primera vez que escuché el apellido de Portal venía con otro: Alpellani. Tarde en descubrir que no era como Thompson y Williams o López y Planes. Portal era Ricardo y Alpellani, Rubén.
Portal era el hombre de las finanzas y algunos lo conocían como el contador; Alpellani era odontólogo.
Nunca había escuchado de ellos pese a ser un conocedor medio de las publicaciones de La Urraca. Pero era por ignorancia. Ellos, en efecto, conocieron a Cascioli y los Blotta en los 70. Ambos tenían un sólido conocimiento de las imprentas y la industria gráfica, hasta entonces un terreno desconocido para los creadores de Satiricón.
En Editores Asociados, Portal era gerente administrativo y Alpellani, comercial. Pero además ambos tenían la editorial Cielosur, que en efecto ya tenía un amplio stock de publicaciones lanzadas.
Cuando la censura y clausura del gobierno de Estela Martínez de Perón cayó sobre Satiricón (1974), la sociedad Cascioli & Blotta se rompió y Portal & Alpellani quedaron del lado del Tano, con quien editaron primero Chaupinela (1975), también cerrada por la gestión justicialista; y la revista Rocksuperstar, en el primer año de la dictadura militar. Para Chaupinela fue que se creó Ediciones de la Urraca.
En 1978 llegaría Humor. El rol de Portal & Alpellani era aportar dinero para las publicaciones y administrar, no mucho más. Las cuestiones gráficas y editoriales eran siempre responsabilidad de Cascioli y el equipo que lideraba junto a Tomás Sanz. La sociedad se rompió en la década de los 80 por cuestiones nunca del todo claras, pero sin que terminaran en Tribunales. En la década del 90, Portal le "robó" algunas figuras a Humor para editar La Murga, una publicación de paso fugaz por los kioscos.
Intenté entrevistarlo el año pasado para el libro sobre la historia de la revista Humor pero me avisaron que estaba muy enfermo y anciano. Había visto su cara en alguna edición de Humor, pero recién al finalizar la investigación dí con la imagen que ilustra este posteo.
La agencia de noticias Télam publicó ayer un despacho, cuya fuente es Fernando, uno de los tres hijos de Portal. En los avisos fúnebres de hoy de La Nación lo recuerdan la esposa Filomena Eleonor Guido; sus hijos Ricardo, Silvina y Fernando, sus nieta Lucía y sus cuñados Nélida, Mirto y Humberto; un consorcio de propietarios de Palermo y Matilde Argüeso e hijos.
En esta imagen casera (gentileza de Nora Bonis, viuda de Cascioli), Portal es el primero desde la derecha en una sobremesa compartida por –de izquierda a derecha– Héctor Aure, Cascioli, Alpellani (parado), Carlos Rivas (sí, el director teatral) y Alejandro Vanelli (de anteojos detrás).

jueves, 29 de agosto de 2013

Tomás

Vos tenés que verlo a Tomás. El que debe saber eso es Tomasito. Eso seguro te lo puede contestar Tomás. Ahí el que manejaba todo era Tomás. ¿Ya hablaste con Tomás?
Tomás es Tomás Sanz.
Y Tomás Sanz fue, en efecto, una pieza clave del triunvirato que gestó y sostuvo a la revista Humor durante los casi 21 años que llegó a los kioscos.
Andrés Cascioli se ocupaba de las tapas, seleccionar chistes y dibujantes, descubrir talentos, conseguir fondos, ser el líder de la banda y darle la mirada final antes de la imprenta.
Tomás era el editor periodístico, que escribía y reescribía, el que lidiaba en el día a día con la redacción. El que también craneaba la sección Pelota y tiraba paredes con Walter Clos, aka José María Suárez.
Tomás fue el solista y el co director de esa orquesta sin partituras.
El tercero era Aquiles Fabregat, fallecido en noviembre de 2010, casi 17 meses después que Andrés Cascioli.
Tomás tiene la voz cascada por el tabaco. Escucha más de lo que habla. Y cuando lo hace utiliza un tono monocorde y sin estridencias, con lo justo y necesario y las pausas para elegir las palabras precisas o tal vez para que venga los recuerdos desde la memoria.
Nació en 1937 y en los albores de la década del 60 conoció a Cascioli en una agencia de publicidad. Trabajaron juntos y con intermitencias hasta 1996, cuando Tomás fue convocado por Ricardo Roa para sumarse al proyecto del diario Olé.
A la redacción de ese matutino deportivo sigue yendo, aun jubilado, aun con una operación de cadera que lo obliga a usar bastón y con un cansancio visible, pero del que no se queja. Todos allí saben quién es, aunque algunos hayan nacido cuando la revista Humor ya era un clásico pasado de moda. Y aporta el ingenio y la sabiduría de la que otros adolecen.
Tomas sí rezonga cuando le comento que todos me dicen que tengo que hablar con él. "Sí, qué vivos", acepta resignado en el segundo de los dos encuentros mañaneros que tuvimos y en los que en total insumieron unas siete horas en el departamento de tres ambientes del sexto piso de un edificio viejo del barrio porteño de Balvanera, a dos cuadras de un shopping venido a menos.
En el living hay un TV de 21 pulgadas, dos sillones de un cuerpo con funda blanca, una mesa redonda de algarrobo, un potus y una estantería con libros de Nick Hornby, Carlos Abrevaya, Jorge Valdano, Alfredo Di Stefano, Stefan Weig, un premio entregado por el intendente de Morón Martín Sabbatella y un dibujo de Menchi Sábat sin colgar. En la pared, un dibujo enmarcado de molinetes del subte. Lleva la firma de Tomás.
Por la ventana sin cortinas se cuelan bocinazos y de vez en cuando el ulular de una ambulancia que corta como una navaja los recuerdos deshilachados que Tomás despliega con muchos paréntesis entre tazas de café instantáneo sobre un mantel floreado de plástico.
No lo dirá él, claro, pero sí cualquiera que lo haya tenido como editor: es uno de los mejores. Buena persona, afable, leal, leído, culto y paciente, lo necesario para explicar cada corrección, para justificarla. Por eso hicieron un tándem perfecto, irrepetible con Fabregat, otro que sabía largo del idioma de Cervantes. Podían desplegar textos preciosos, como el del Romancero del Eustaquio, porque ambos también compartían la fibra para el humor fino e inteligente.
Pero lo que Tomás más disfruta no es escribir ni editar sino dibujar y aún hoy lo hace en unas hojas tipo oficio que guarda en una carpeta. En Satiricón, de hecho, empezó con el plumín. Pero allí también arrancó a hacer periodismo, empujado por sus pares. Y ambas cosas las desarrolló luego en El Ratón de Occidente, Chaupinela, Humor y en algunos de los productos de Ediciones de la Urraca.
"Soy un tipo de llevar pocas a cosas a cabo. Le doy muchas vueltas. Es que tengo muchas cosas en el balero", asume ahora con algo de resignación y nostalgia, otro trazo grueso para pintar a quien merecería un mayor reconocimiento.
En junio último, la revista Noticias y Editorial Perfil homenajearon a Humor y el diario Buenos Aires Herald, publicaciones emblema de la resistencia a la dictadura militar, y allí estuvo Tomás para recibir una placa, para honrar la memoria de su gran amigo Cascioli.
En Humor Tomás fue jefe de Redacción y en los 90 director, pero el cargo fue una treta para quitar del blanco a Cascioli de la andanada de juicios con la que el menemismo censuraba de manera bestial y sutil a la revista, que le valieron numerosas pérdidas económicas a él y a Cascioli.
Aún hoy Tomás carga con una condena judicial por reproducir una nota del semanario uruguayo Brecha en la que se denunciaban depósitos bancarios del ex senador Eduardo Menem en la otra orilla. El fallo lo dejó firme la actual Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Juan Sasturain lo describe mejor

(El dibujo de tapa de El Ratón de Occidente es de Tomás Sanz)
(Tomás, a la izquierda, y Aquiles)

martes, 27 de agosto de 2013

Mudanzas

A lo largo de 21 años, la redacción de la revista Humor tuvo varias direcciones. En el primer número aparece realizada en Avenida de Mayo 1324, oficinas de Cielosur, cuyos dueños eran socios de Andrés Cascioli. Pero en rigor el contenido se había hecho en Piedras 482, ochava con Venezuela. Allí ocuparon primero un departamento del cuarto piso y luego sumaron otro del quinto. Años más tarde la cosa quedó chica y se fueron a ocupar un edificio de cuatro pisos en Salta 258 (hoy un hotel) y al poco tiempo se instalaron en Venezuela 842. Ese inmueble había sido ocupado por la Escuela Panamericana de Arte, donde estudiaron Andrés Cascioli, Tomás Sanz y tantos otros. Una vez que Ediciones de la Urraca cayó en desgracia y el staff se achicaba, la redacción se mudó a un departamento ubicado sobre la librería de Bolívar y Alsina, pero en la revista figuraba como dirección de la redacción Gonçalvez Díaz 482, el depósito de la imprenta.

Gloria y el rock

En marzo de 1979, el copete de la nota titulada "Ahora hay que ser rockero" y una volanta tajante: "Los chetos pasaron de moda", decía: "Más de una vez hemos pensado que nosotros, tipos de cuarenta otoños -año más, año menos- no estamos en condiciones de criticar a los más jovenzuelos. Y es que allá en el fondo, nos corroen varias dudas. ¿No será que la venda verde de la envidia impide nuestra visión? (....) Nos topamos con Gloria Guerrero. Sabe escribir y está informada de lo que pasa a su alrededor. (...) Tiene 21 años y su aspecto físico no difiere del usual para una chica de su edad. (...) Opina sobre sus coetáneos, sin que nadie le indique lo que debe decir".
La joven fue convocada para Rocksuperstar -una publicación editada por Cascioli y los socios- luego de mandar una carta en la que se presentaba y pedía escribir, tal como había ocurrido en El Expreso Imaginario.
A Cascioli le gustó mucho el estilo de Gloria en Rocksuperstar, en especial la crónica de un recital en el Teatro Coliseo. "Acabamos de ser partícipes de un encuentro cercano del tercer tipo, señores. Paco de Lucía es marciano. Y más de un guitarrista se cortó los diez dedos anoche al llegar a su casa. Como última apelación: basta de chistes de gallegos. Este genio de la guitarra acaba de reivindicar a toda una raza, y a casi todo un planeta", narraba Gloria.
En Humor, Gloria arrancaría con notas costumbristas y dos años después nacerían Las Paginas de Gloria donde el rock argentino escribió parte de su historia.
Este espacio donde estuvieron todas las primeras notas a bandas como Sumo, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota o Soda Stereo; no fue por cierto el único con el que se puede emparentar la revista al rock argento en general y la música popular en particular. Gastón Bernardou, el francés de Los Auténticos Decadentes, fue cadete de Humor e Hilda Lizarazu, fotógrafa, pero además, en 1981 la revista organizó un festival con artistas prohibidos para boicotear la presentación de Frank Sinatra en el Luna Park. Pero esa será otra entrada.