lunes, 30 de noviembre de 2020

Mona Moncalvillo (1947-2020)

En el otoño de 1979, Adelina Mona Moncalvillo tenía 32 años y un hermano detenido por razones políticas en la Brigada de Investigaciones de La Plata que estaba al mando del general Ramón Camps y la bendición del capellán Christian Von Wernich, a quienes ella había encarado con firmeza para que lo blanqueara. Ella mismo denunciaría ya en democracia al cura de cobrarles dinero por sacar del país al joven Domingo Moncalvillo que nunca más fue visto con vida.

Mona estaba desempleada: había sido obligada a renunciar a la agencia Télam cuando irrumpió la dictadura militar en la Casa Rosada. Egresada de la carrera de periodismo de la Universidad de La Plata en 1971 antes había trabajado en la oficina de prensa de a municipalidad porteña luego de ganar un concurso al que se presentó alertada por su profesor Gregorio Selser.

Una noche en el bar La Academia donde solían reunirse después del cierre la fauna de las redacciones, su amigo y dibujante Cilencio le avisó que en la revista Humor había renunciado Alicia Gallotti y le propuso hablarle a Andrés Cascioli de ella para cubrir el espacio de entrevistas que dejaba.

A Mona no le gustaban las entrevistas de Gallotti, por el tono y los personas (Ana María Campoy, China Zorrilla, Raúl Lavié, Chico Novarro, entre otros). Tenía otra idea en la cabeza.

Cilencio insistió, Mona, aceptó y Cascioli llamó. Se encontraron para conocerse. Ella creía que era una época ideal para hacer entrevistas porque había mucha gente muy buena y prácticamente desconocida, censurada, que no aparecía en ningún lado. En todos los campos de la cultura había listas negras.

- Nosotros tenemos todo en nuestras manos para rescatar esa gente. Para los que son conocidos y para los que no son conocidos -redondeó Mona.

- Mmm, no sé. A mi me gustan más los personajes que nos traía Alicia.

- Bueno, Andrés, pensalo y fijate.

- Dale, antes de una semana te llamo.

El Tano cumplió. Mona arrancó con dos personajes dispares. El primero fue el árbitro de fútbol devenido en periodista deportivo Guillermo Nimo: "¿Usted es charlista, showman o periodista...?", arrancaba la entrevista. Mona creía que la clave de todo reportaje era el conocimiento previo que podía acopiar del entrevistado.

El segundo entrevistado fue el censor Paulino Tato. "¿Usted es nazi?", preguntaba para arrancar el interrogatorio al por entonces célebre miembro del ente de calificación cinematográfica que recortaba -de manera literal- películas.

En el diálogo, el ya anciano de 76 años confesaría que se había desnudado y bailado arriba de una mesa, entre otras declaraciones explosivas para el ambiente imperante.

En los años siguientes y hasta febrero de 1983, Mona cumplió con su propósito y con un enorme grabador y la compañía del fotógrafo Eduardo Grossman entrevistó a María Elena Walsh, Jorge Romero Brest, Aída Bortnik, Pepe Soriano, Eladia Blázquez, Enrique Pinti, Larralde, Isidoro Blaisten, Cecilia Rossetto, Ernesto Sábato, Martha Mercader, Carlos Carella, Mario Vargas Llosa, Raúl Alfonsín, Italo Luder, Mercedes Sosa, las Madres de Plaza de Mayo, Atahualpa Yupanqui, Cipe Lincovsky, Francisco Manrique, Héctor Alterio, León Gieco, Magdalena Ruiz Guiñazú, Osiris Troiani, Helvio "Poroto" Botana, Arturo Illia, Adolfo Pérez Esquivel, Luis Gregorich, Antonio Cafiero, Guillermo Roux, Juan Carlos Gené, Guillermo Patricio Kelly, Hebe Bonafini y el obispo Jorge Novak.

Las entrevista a Alfonsín y Luder se publicaron a mediados de 1981, dos años antes de las elecciones presidenciales con las tendrían como candidatos. Al radical le pregunta sin eufemismos sobre los desaparecidos -"un problema realmente gravísimo" y Luder denuncia que "este proceso de reorganización nacional que nos ha llevado, después de cinco años, al borde del colapso".

Acá pueden leerse en pdf la entrevista a Báez, la de Illia o el de Gieco Las entrevistas ocupaban entre seis y ocho páginas y llevaban una gran producción previa, además de un gran riesgo. La de la cantante Joan Báez se concretó en un bar cercano al SERPAJ (que había gestionado la visita al país) cuando el edificio del organismo estaba desalojado por amenaza de bomba.

La sección se convirtió en un clásico de la revista –incluso imitada por otros colegas-, y continuó cuando ella se fue en 1994. "Había entrevistado a más de 600 personas. Estaba muy cansada, trabajaba en otros medios y creía que la etapa estaba cumplida", me contó alguna vez. Cinco años más tarde, la que cumpliría la etapa sería la revista Humor.

Esos 15 años en la revista ella los sentía como un sello indeleble, que le abrió algunas puertas, la hizo conocida, pero no lo vivió como una consagración. Luego vendrían otros trabajos en radio y televisión; fundaría Poder Ciudadano; dirigió Radio Nacional entre 2003 y 2007 y luego integró el directorio de Fondo Nacional de las Artes.

Murió este 30 de noviembre de una enfermedad pulmonar detectada hace un mes.

Ambas fotos son de Eduardo Grossman.

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